El día que Siza lloró
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Cuenta la historia, que en el año ´63, un joven Siza estaba inspeccionando su última obra, la "Cooperativa de Lordelo". Parado en la vereda la contemplaba en silencio. Se habían ido ya los obreros, y se despedía la tarde con un sol que le acariciaba la piel. Muy despacio encendió un cigarrillo, para no perturbar la calma del momento. Frente a él estaba levantado el edificio que le había tomado 3 años de su vida completar. Lo miraba con ternura, como quien ve a un recién nacido. Aunque sea por un instante, todo estuvo bien en el mundo.
Dos señores se aproximaban..
Esa misma noche, se juntaba en un bar con Fernando Távora.
- Álvaro no piensas comer?
- Discúlpeme maestro, pero he perdido el apetito.
- Estas triste Álvaro. ¿Que te ha ocurrido?
- Maestro, hoy oí a alguien comparar mi edificio de la Cooperativa con un depósito de agua.
Távora dejo escapar una risa, pero al ver que su discípulo no levantaba la mirada, pensó un instante y le dijo:
- Álvaro, en un país donde prácticamente no existe crítica de arquitectura, esta consideración traduce, por lo menos, en el interés instintivo de cada uno por el espacio donde vive. Simplemente, juzgar una construcción habitable por su aspecto exterior es como saborear una manzana por el color de la piel.
- Sabe Fernando, siento que Portugal no me ama, ni siquiera me comprende. Todo ese tiempo dedicado, todas esas sesiones de trabajo, todo el esfuerzo por llegar a esa síntesis de todas las contribuciones, discutiendo y verificando la justeza de cada una. Ahora siento que no fue suficiente.
Távora no pudo evitar el sentimiento de empatía, se acordó de su juventud, cuando recién salido de la universidad luchaba por un Portugal que mirara hacia delante. - No fue nada fácil - pensó.
- El resultado puede ser extraño para el que pasa por la calle, deprisa, a veces en coche ¡Siempre con prisa! Pero no es extraño para quien lo utiliza diariamente, con o sin prisa. Es decir, para aquellos por quienes y para quienes ha sido construido.
La noche termino con abrazos y risas.
Todos los arquitectos, de alguna manera u otra sufrimos lo mismo. Portugal no estaba lista para Álvaro Siza, como no estuvo lista para Fernando Távora. La ciudad eligió siempre, amar a los antiguos más que a los contemporáneos. Los Arquitectos - los buenos arquitectos -, decidieron no ser complacientes. Se dicen a sí mismos, quien vive en el pasado no puede avanzar, y aún sin el apoyo de sus ciudades, dedican, dedicaron y dedicarán su vida a mejorarlas.
Saludos,
Nota: La historia esta basada en el texto de Álvaro Siza: "A propósito del edificio... " publ. de unicoope, con motivo del 66° aniversario de la Cooperativa de Lordelo do Ouro, barrio da Pasteleira, Oporto, dic. 1963. La misma puede encontrarse en "Álvaro Siza Textos" Edición de Carlos Campos Morais, Abada Editores, Calle del Gobernador 18, Madrid abril 2014.
THE DAY THAT SIZA CRIED
Back in '63, a young Álvaro Siza was inspecting his last project, the "Cooperativa de Lordelo". Standing on the sidewalk, he contemplated her in silence. The workers had already left, and the afternoon was dismissed with a sun that caressed his skin. Gently he lit a cigarette. In front of him was the building that had taken him 3 years to complete. He looked at it with tenderness, like a newborn. For a moment, everything was fine in the world.
Two gentlemen were approaching..
That same night he was having dinner with Fernando Távora.
- Álvaro, aren’t you hungry?
- I’m sorry master, I’ve lost my appetite
- You’re sad Álvaro, I can tell. what happened?
- Master, today I’ve heard a man compare my building of the Cooperativa with a water tank.
Távora chuckle, but noticing his disciple sorrow, he light up a cigarette, he thought for a moment and then he said:
- Álvaro, in a country where there is practically no architecture criticism, this consideration translates, at least, into the instinctive interest of each one for the space where he lives. Simply, to judge a habitable construction by its exterior appearance is like savoring an apple by the color of the skin.
- You know Fernando, I feel that Portugal doesn't love me, it doesn't even understand me. All that time dedicated, all those work sessions, all the effort to arrive at that synthesis of all the contributions, discussing and verifying the fairness of each one. Now I feel that it wasn't enough.
Távora could not avoid the feeling of empathy, he remembered his youth, when fresh out of college he fought for a new Portugal, one that looked forward. - It wasn´t easy -, he thought.
- The result can be strange for the ones passing by, quickly, sometimes by car, Always in a hurry! But it is not strange for those who use it daily, with or without haste. That is, for those by whom and for whom it has been built.
The night ended with hugs and laughter.
All architects, in one way or another, suffer the same. Portugal was not ready for Álvaro Siza, as it wasn't ready for Fernando Távora. The Cities always chose to love the ancients more than the contemporaries. The Architects - the good ones -, decided not to be complacent. They repeat to themselves, who lives in the past can’t move forward, and even without the support of their cities, they had dedicated, they dedicate and will dedicate their lives to improve them.
Greetings,
Note: The story is based on the text by Álvaro Siza: "A propósito del edificio..." originally published in unicoope, with motive of the 66° aniversary of the Cooperativa of Lordelo do Ouro, neighborhood da Pasteleira, Oporto, dec. 1963. It can be found in "Álvaro Siza Textos" Edition by Carlos Campos Morais, Abada Editores, Calle del Gobernador 18, Madrid abril 2014.
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