Las Cortinas de La Farnsworth
Ninjas en el tejado
Hacia fines del 40´, un Mies de mediana edad meditaba en su despacho del Ilinois Institute.Sobre la mesa descansaban unas fotografías muy curiosas. Se las habían entregado por la mañana durante clases, y las había guardado en un cajoncito con llave de su escritorio. Las miraba con cuidado, entre sorbo y sorbo de su trago favorito (un Gibson); Un gusto adquirido en España, cuándo durante la inauguración de su Pabellón, compatió uno con el mismísimo Rey Alfonso. Desde entonces se lo preparaba el mismo, cinco partes de ginebra, una de vermut seco y unos cebollines en una copa de cocktail bien fría. -Exquisito-
Al caer la tarde, en el campus reinaba el silencio. El sol de las seis entraba por la ventana y de los muros desprendía un aroma a arcilla fresca, que le recordaba a sus dias en Holanda. Sentado en su escritorio, pasaba las imágenes una por una. No se percató del paso del tiempo, del hambre o el frío, ni siquiera oyó a su secretaría salir. Fue recién, muy entrada la noche cuando concluyó, entonces, sin despegar la vista, tomo del vaso la espadita matálica que asomaba, y ¡Glup! -Se comió un cebollin-. Acto seguido exclamó:
- "¡Una arquitectura de piel y huesos!"
Lo anoto atrás de una fotografía y añadió, "Cuando la técnica alcanza su verdadera realización, se convierte en arquitectura"1. -Dejo escapar una sonrisa-
Se trataba de su más reciente obra, de una idea nacida en Alemania al poco tiempo de volver de la guerra, cuando muy joven, a la cabeza del grupo Noviembre2, expuso dos torres de acero y vidrio -concursos jamás construidos, que le habían dado una inmerecida fama de soñador-. Ideas claras que pudo materializar en america. Era la casa Farnsworth y Mies, estaba feliz.
Cualquier excusa era buena para visitarla, al comienzo precisaba fotografias para su exposición del MoMA, más adelante para incluirla en sus Obras Completas, luego para revisar el estado de las carpinterías. Hacia el final aparecía de sorpresa con una bolsita de masitas finas.
Su clienta, la Doctora Edith Farnsworth lo recibía amablemente. Guardaba su sombrero y abreigo en el placar, y preparaba agua para él té. Una vez sentado y a gusto, mientras la doctora le contaba de su familia. Escogía un punto al azar y lo seguía por toda la casa. Le daba gran alegría cerciorarse de que hasta el último detalle estuviera bien resuelto.
Atrás habían quedado varias discusiones de proyecto. Ya no le importaba el hecho de que la doctora hubiese decorado con sus propios muebles, ni el vestidor que se vio obligado a colocar en el dormitorio; y hasta podría decirse, que acabaron por parecerle simpáticos, los dos leones de Fu al pie de la escalera.
Aquella tarde mies llevo las masitas de siempre y la doctora sirvió un té negro de la india, que guardaba para ocasiones especiales:
- Doctora, ¿pudo leer el libro de Guardini que le obsequie?
- Aún no he podido comenzarlo, tenga en cuenta que sigo decantando los de Kant y Nietzche.
(El arquitecto podía ser muy persuasivo con sus filósofos)
- Quisiera que me recomendara un llibro de arquitectura, ¡Y no tantos de Filosofía! Así, quizás, de una vez por todas comprendiera de que se trata mi casa.
- Créame Doctora, qué si ese libro existiera, yo tambien querria leerlo. Permitame contarle una historia.
[La doctora sonrió y se acomodó]
- Como ya sabrá, deje el colegio cuando tenía catorce años, de manera que no tuve educación. Mi padre era cantero, a él le gustaba hacer bien su trabajo (quizás de ahí surgió mi interés por la arquitectura). Obligado a trabajar, conseguí trabajo con un arquitecto. Cuando llegué a su despacho me dijo: "Aqui tienes tu mesa". La limpié y miré en el cajón, donde encontré dos cosas. Una era una revista semanal muy interesante que se llamaba Die Zukunft. Digamos que era una revista cultural; trataba de música, poesía y arquitectura (pero muy rara vez). Ésta era una de las cosas. Más tarde encontré otro panfleto sobre la teroría de Pierre Simon Laplace. Fue entonces cuando comencé a leer. Todos los domingos por la mañana compraba el nuevo ejemplar de Die Zukunft y me la leía; Así comencé a comprar libros y a leerlos, leía cualquier libro que me recomendaran o me pareciera interesante.
Mientras hablaba, sus manos danzaban como dos pájaros en el aire. Meneaban de lado a lado el humo de su cigarro, formando pequeñas esculturas de su historia. Un pequeño y esponjado mies sentándose por primera vez en aquel despacho, la cantera de su padre, aquella revista misteriosa, hasta la teroría nebular de Pierre Simón la Place se formaba y danzaba sobre las masitas.
- Fue recién a mis veinte años, cuando trabajando en la oficina de Behrens, que me animé y le pregunté a alguien: ¿Que es la arquitectura? Me dijo: "¡Olvidalo! ¡Simplemente trabaja! Lo averiguas más tarde por ti mismo". Me dije: "Esa es una buena respuesta a mi pregunta". Pero yo quería saber, averiguar más. Por eso leía, por ninguna otra razón. Quería conocer cosas, quería ser claro.
- ¿Así llego usted a la filosofia?
- Puede ser.. Leía todo lo que tenía a mi alcance, Peter Behrens, Petrus Berlage, Andrea Palladio, Vitruvio; Al mismo tiempo que leía sobre sociología. Verá, por ese entonces, podías leer muchos libros de sociología y no eras más sabio que antes de leerlos. Pronto caí en la cuenta, de que era muy fácil dar respuesta a lo que era la arquitectura, ya muchos la habían dado, el asunto estaba en qué, entre ellos, ninguno coincidía. Comprendí que no se trataba de buscar una respuesta de mi agrado (y créame que el gusto lo he dejado siempre de lado), sino que se trataba de la búsqueda de la verdad. Así es como llegue a San Agustín, mi salvador. En una vieja edición alemana leí: "Schöheit ist das Stranhlem der Wahrheit".¡Ah! Las palabras se cincelaron en mi mente. En español: "La belleza es el esplendor de la verdad". Fue mi revelación. ¡De eso se trataba la arquitectura!
- ¿ Es el esplendor de la verdad?
- Si lo es. Es una perte de ella..
Mies callo en la cuenta, de que había roto una de sus reglas de oro. -Nunca hables con tus clientes de Arquitectura-. Pero el genuino interés de la doctora, le era irresistible. Antes de que la historia se tornara compleja, continúo..
- Su casa, no tiene precedente. Es la respuesta a una pregunta que debemos contestar todos los arquitectos (al menos todo aquel que pueda tomarse enserio). Se trata de entender, ¿Qué relación debe tener la Arquitectura con la naturaleza? Es la primera vez que pude dar respuesta y la considero objetiva.
La Doctora se impacientaba. Desde que había presenciado se exposición, había querido contribuir a la evolución de su arquitectura. Desde entonces se esforzaba por comprenderla.
- ¡Y Bueno!, cuénteme, ¿cómo debe la arquitectura responder a la naturaleza?
- Todo nació aquella tarde que fui a conocer el terreno. - Precisa el hombre regresar a la naturaleza, para comprender que forma parte de ella -
- Lo recuerdo muy bien, me pidió de venir solo. Temí que se perdiera.
- Sus indicaciones fueron claras, sin inconvenientes encontré la entrada. Me baje del automóvil un tanto fatigado y me aventuré en el bosque; camine hasta llegar a un prado, en el centro había un arce azucarero con sus ramas abiertas (el mismo que hoy acompaña a la casa). Entienda, no había estado en un paisaje semejante desde que dejé alemania. - fue para mí muy emocionante - Miraba todo con la inocencia de un niño. Las hormigas trepando en hilera por el tronco del árbol, los pájaros cruzando el prado en grupos de tres o cuatro, las nubes flotando sobre las copas de los árboles. Era un lugar inusualmente hermoso para construir... Ese día me quede hasta caer la nochem hasta eso de las siete cuando comenzaba a refrescar. Vío cómo es cuando uno maneja, las ideas brotan de a montones, y tiene úno largo rato para procesarlas.. Me decía a mi mismo, "jamas podrá la arquitectura igualar la belleza de la naturaleza". Pensé, ya es hora que los arquitectos dejemos de perturbarla, con nuestras casas, con nuestras decoraciones interiores y con nuestros muebles. La naturaleza tambíen debe poder vivir su vida en paz. ¿No le parece justo?
- Que idea tan bella..
- Como si de Nereyev se tratara, de puntas de píe se posa la casa. Los animales del bosque se lo agradecen, se pasean libremente inconscientes de su existencia. El plano horizontal se eleva hasta la altura de los ojos (solo así se convierte en línea), flotando con delicadeza sobre el terreno, subraya su belleza y se cubre a la altura justa con el plano superior (su techo). Juntos enmarcan el paisaje, que es acaso el material más precioso y menos costoso con el que cuenta la casa... ¿Y cómo cerramiento? una maravilla de nuestro tiempo, ¡muros de vidrio! -invisibles- Hacen a la casa permeable, tan solo dos planos flotando en el aire, en un espacio continuo entre dentro y fuera. -una vista sin interrupciones.
[ Concluyó ]
- De eso se trata la casa, de eso se debe tratar la arquitectura. De acercar a la naturaleza, a la casa y a nosotros los seres humanos hacia una unidad. Así y solo así se puede vivir en paz. ¿Entiende? De esta manera la casa no es por sí misma una casa, sino que forma parte de algo más grande y amplio.
[La doctora callo]
Lo suficiente para que Mies notara que algo andaba mal.
- Me temo que no he sido claro.
- ¡Nada de eso! ha sido usted muy claro, pero se ha hecho tarde. Seguiremos la conversación en otra ocasión.
Más confundido que incomodo, tomo su sombrero y abrigo, y se despidió. Pocos días pasaron, hasta que recibió una carta de ella.
Querido Mies,
Escribo esta carta, con la esperanza de que encuentre en ella, lo necesrio para comprenderme, y disculparme por mi conducta en su última visita. Si fallase en mi cometido, almenos hallaré consuelo en haberlo intentado.
Con tales fines, quisiera remontarme al inicio, cuando presencié, su primera exposición en el MoMA. En una sala blanca, estaban sus muebles junto a fotografías de sus obras; Pabellones, casas, campus y monumentos, como ninguno que hubiera visto. Pensé: "He aquí un gran arquitecto, cuya austeridad le ha impedido alcanzar la popularidad". Regrese dos veces más. Había algo en aquellas casas, en los pabellones, que daba justo en la nota. Similar a una obra de arte, o una pieza musical, no necesite dé entenderlo para disfrutarlo. ¡No tenía alternativa! Debía encargarle una casa, y mantener con vida, una de las pocas cosas, con las que resonaba.
Recuerdo con nostalgia aquella época. Leer con entusiasmo todo aquello que me recomendara -sociólogos y filósofos en su mayoría- necesarios para comprenderlo. Fue para mí un gran maestro. Me contó de los problemas que surgían de los nuevos tiempos, y de aquellos que buscaban darles respuesta. Me advirtió de los peligros de formalismo, me hizo comprender la necesidad de espacios flexibles, hasta cambió para siempre mi manera de ver la ciudad. Me hizo apreciar la buena construcción y la proporción, la claridad por sobre la exhuberancia, y lo que era la expresión de una época, y lo que solo la imitaba. Me pregunto si fue su manera de prepararme... ¡De anticiparme quizás? Al momento en que revelaría su proyecto.
¡Y el día llego! Lo cierto es que cuando ví aquella maqueta, quedé fascinada. Supe de inmediato que aqello sería hermoso. Sentí y siento, que es su obra maestra.
Fue recién comenzada la obra, cuando surgieron los problemas. Discusiones intensas, que me provocaron más de una vez, dejarlo todo. Pisos de travertino, muebles de caoba blanca, losas radiantes. Donde usted veía necesidades, yo veía gastos innecesarios. Mis propias decoraciones, mayor espacio de guardado, mis muebles, unas pocas victorias, a costa de sus enfados. Se apilaron cartas furiosas, junto a facturas de abogados. Peleas que me revelaron a el hombre binario. El que no cede ante nada. El bien y el mal, la buena y la mala, así es para usted la arquitectura. Peleas por demás desgastantes, que solo encontraron paz, una vez terminada la obra. Peleas que había dado por terminadas, hasta su última visita...
[ A partir de aquí le ruego, que lea con paciencia e intente comprenderme ]
La charla que mantuvimos aquella tarde, fue por demás reveladora. No solo comprendí de que se trataba la casa, sino que cobró en mí, un valor inesperado. "Ser uno con la naturaleza", "dejar de perturbarla", no tuve el valor aquel día, para decirle frente a frente, que la casa, hermosa, ¡Se equivocó de dueña! Que ese nuevo habitar, más armonico, más justo, más natural para el ser humano, no lo es para este espécimen del pasado. -ya puedo imaginar su cara de enfado- Intentare explicarme: Mi problema son los muros, o mejor dicho, ¡la falta de ellos! Son esenciales a la casa, lo comprendí al instante, tan rapído como al problema. Comprenda, soy una chica de ciudad, jamás había estado tan expuesta a la naturaleza. Las cortinas de seda, blancas como la casa, me han estado protegiendo de aquel paisaje avasallante. Me dan cobijo en las noches negras, me cubren por las mañanas de las miradas, me dan la privacidad a la que estoy acostumbrada. Sé que no deberían preocuparme tales cosas, pero me es inevitable, incluso por las tardes, soleadas o nubladas, prefiero mantenerlas cerradas. -Puedo predecir sus argumentos- me dirá que me encuentro en un bosque, que no debe de asustarme la noche, que usted mismo se quedó en varias oportunidades. Intentará convencerme de interntarlo, y para que decirle que sí, si sé que nó. Me conozco y lo conozco lo suficiente, para evitar esa batalla.
Por eso le ruego, que me deje estar. No intente convencerme, incluso si debe terminar nuestra amistad. Por que no tengo ní la fuerza, ní la voluntad, para entrat nuevamente en discusiones. Podrá encontrar contento, en que cumplirá su fin en los eventos sociales, y cuando reciba invitados. Podrá venir, y tomar todas las fotografías que necesite. Pero sepa, que el resto de los días, la casa, mi casa, permanecerá cerrada.
Es esta mi voluntad y espero que la respete.
Saludos,
Dra. Edith Farnsworth
[¡El arquitecto se convirtió en dragón!]
Humo y fuego brotaban de sus ojos mientras leía y releía la carta. En estado de cólera voló a su departamento. Cerro la puerta con llave, corrió las cortinas y se dirigió al dormitorio. Decidido, se acercó a la cama y de debajo, saco un maletín negro. Dentro: Guantes, botas, cintas y un traje negro, como ningún otro.
[Nadie lo oyó partir]
Esa noche soplaba el viento, brillaba la luna, y sobre el tejado de la Farnsworth, se dibujó la silueta de un Ninja. Sigiloso, mientras todos dormían, retiro las cortinas una por una. Al día siguiente, la doctora despertó con el alba.
Sin cortinas, se paseó por la casa. Preparó una taza de té y se recostó en el sillón. Aquella tarde, miró el paisaje por primera vez. Llegada la noche, la encontró dormida. No sabemos si lo notó lo sucedido, lo cierto es que, desde aquel día, su postura cambió.
[Se dio cuenta]
Se dio cuenta que las noches, no eran negras. Cuando faltaba la luna, revoloteaban luciérnagas. Pequeños destellos cálidos redeaban la casa, que parecía flotar en un mar de estrellas; Y en invierno, con los primeros rocíos, se dibujaba en el pasto la luna, que atravesaba de lado a lado la casa, tiñendo a su paso los blancos de azul pálido (su color favorito). El limite entre arquitectura y naturaleza se imprecisaba. Fueron incontables las tardes mojadas, oyendo caer la lluvia, escuchando al viento silbar, mientras bebiendo una taza de té, observaba la belleza desmesurada de las tormentas del medio Oeste Norteamericano. Escribió en su diario: "No se ha visto una lluvia, hasta que se la ve a través de los muros de cristal de la casa".
La doctora vivió 20 años en la casa antes de venderla para mudarse a Italia. Paso a manos de Peter Palumbo, un coleccionista de Arte y Lord Ingles que la cuido muy bien por más de 30 años, cuando se convirtió en museo. Los vigilantes dicen haber visto más de una vez, la silueta de un Ninja en el tejado. ¿Donde se esconden los Ninjas? Aquellos dispuestos a defender la arquitectura..
FIN
1 - Mies repetiría estas mismas palabras en su mensaje al I.I.T de 1950. Puede encontrarse en "Mies van der Rohe", sus obras completas, escitas por Philip C.Johnson. Publicadas por el MoMA en 1953/ o su versión en español publicada por editorial Victor Lerú en Buenos Aires 1960.
2- Durante sus primeros años de posguerra, Mies participó principalmente en las actividades del Grupo Noviembre ("Novembergruppe"), institución cuyo nombre correspondía al mes de la Revolución Republicana y que había sido fundado para difundir el arte moderno. Al frente del departamento de arquitectura, Mies dirigió entre 1921 y 1925 cuatro exposiciones en las cuales incluyó cuatro de sus cinco proyectos más osados.
THE FARNSWORTH HOUSE CURTAINS
Ninjas on the roof
Towards the end of the '40s, a middle-aged Mies was meditating in his I.I.T office. On the table rested some curious photographs. They were delivered in the morning during classes, and he kept them locked in a tiny drawer of his desk. He inspected them carefully, between sips and sips of his favorite drink (a Gibson); A taste acquired in Spain, when during the inauguration of his pavilion, he share one with his Majesty King Alfonso XIII. Since then he prepared it himself, five parts of gin, one of dried vermouth and three small onions, served in a cold cocktail glass. -Exquisite-
When evening fell, silence reigned on campus. The Six o'clock sun entered the room, and from the walls effuse the distinctive aroma of clay, an old reminder of his days in Holland. Sitting at his desk, he passed the images one by one. Focused, he did not notice the passage of time, nor the cold or hunger, he did not even hear his secretary withdraw. It was late at night when he finished. Then, gently, and without losing sight of the image, he extended his right hand towards the metal pin popping out of the glass and GLUP! - He ate an onion - Next thing he exclaimed:
- Skin and Bones! That's it!
He noted it behind a photograph and added, "Wherever technology reaches its real fulfillment, it transcends into architecture" - He let out a smile -
It was his latest project, an idea born in Germany shortly after the war, when as the head of the November group, he exhibited two steel and glass towers -contests he never built, which gained him the undeserved reputation of a dreamer-. Clear ideas that he materialized in America. It was the Farnsworth house and Mies, was truly happy.
Any excuse was good for a visit. At first, were the photographs for his exhibition, later the to include it in his "Complete Works" by Mr. Johnson, then to review the state of the carpentries. Towards the end, he appeared by surprise with a bag of fine biscuits.
His client, Dr. Edith Farnsworth received him kindly. She took the biscuits, and boiled water for tea. Once seated and at ease, while Ms. Farnsworth told him about her family. He chose a random spot and followed it throughout the house. He found great joy at knowing, that every detail was perfectly solved.
Long gone were the arguments. He no longer cared about using her own furniture, nor the closet he was forced to include; and it could even be said, he found humor in both Fu Lions displayed at the bottom of the stairs.
That day he brought the usual biscuits, and Mrs. Farnsworth served an Indian tea, she saved only for special occasions:
- Mrs. Farnsworth, could you read the book I brought you?
- You mean "Letters from Lake Como"? I haven´t, I´m still decanting those by Kant and Nietzsche.
- Don't miss it, this one is really something.
- Mies dear, I wish for once, you bring me an architect, and not so many philosophers! That way, maybe, I could tell what my house is all about!
- Believe Me Doctor, if such a book ever existed, I would be the first one willing to read it. Perhaps its time I tell you a story...
[Mrs. Farnsworth smiled and made herself comfortable]
- As you know, I left school when I was fourteen, so I had no education. My father was a stonecutter, he liked to do his job well (maybe that´s where my interest in architecture came from). Forced to work, I got a job with an architect. When I arrived at his office he said: "Here´s your table", I cleaned it and looked in the drawer, where I found two things. One was a very interesting weekly magazine called Die Zukunft. Let´s say it was a cultural magazine; it was about music, poetry and architecture (but very rarely). This was one of the things. Later I found a pamphlet on the theory of Pierre Simon Laplace. That´s how I started reading. Every Sunday morning, I bought the new copy of Die Zukunft and read it. So I began to buy books and read them, I would read any book they recommended or seemed interesting to me.
As he spoke, his hands danced in the air. They wiggled the smoke of his cigar, forming small fluffy sculptures of his story. A small and cloudy like Mies, sitting for the first time in that office, his old man´s quarry, the German magazine, even the Nebular Theory of Pierre Simon la Place, floated briefly over the biscuits.
- It was only in my twenties, while working at Behrens office, that I gather some strength and ask someone: "What is architecture?" He said: "Forget it! Just work! You find out later for yourself." I said: "That´s a good answer to my question." But I wanted to know, find out more. That´s why I read, for no other reason. I wanted to know things, I wanted to be clear.
- Is that how you come to philosophy?
- Maybe... I read everything I had within my reach, Peter Behrens, Petrus Berlage, Andrea Palladio, Vitruvius; At the same time that I read about sociology. You see, at that time, you could read several books about sociology and you were no wiser than before. I soon realized that it was very easy to respond to what architecture was, many had done it before, the issue was, that among them, no one coincided. I understood that it was not a matter of seeking an answer to my liking. It was about the search for truth. This is how I found Saint Augustine - my savior -. In an old German edition, I read: "Schöheit its das Stranhlem de Wahrheit". Ah! The words chiseled in my mind.. In English: "Beauty is the splendor of truth". It was revealing. That´s what architecture was all about!
- It´s the splendor of truth?
- Yes it is. It's a part of it..
Mies realized, he had broken one of his golden rules: "Never talk to a client about architecture". But he found the genuine interest of Mrs. Farnsworth, irresistible. Before the story became complex, he continued...
- Your house Doctor is unprecedented. It´s the answer to a question, all architects must pursue (at least the serious ones). It's about understanding: how should architecture relate with nature? Its the first time I was able to answer it and I consider it objective.
Mrs. Farnsworth kept getting impatient. Since the day she witnessed his exhibition, she wanted to contribute to the evolution of his architecture. Since then she struggled understanding it.
- So tell me! How should architecture relate with nature?
- Everything started the afternoon I visit the site. -Man needs to return to nature, to understand that is part of it-
- I recall, you ask me to come alone. I feared you getting lost.
- Your indications were clear, I found the entrance without problems. I got out of the car somewhat tired and ventured into the woods; I walked forward until I found a meadow, in its center, near the riverbank, was this splendid Maple tree, very old and very beautifully formed (The same one shading the house). I haven't been in such a landscape since I left Germany -It was for me really exciting-. I looked at everything with the eyes of a child. The ants in a row, climbing up and down the tree trunk, the birds crossing the meadow in groups of four or five, the clouds floating over the treetops. The beauty of the place struck me... I stayed until nightfall when it began to cold - So I head home -. You know how it is when you drive, ideas sprout freely, and you have a long time to analyze them. I told to myself: "Architecture will never match natures beauty", I thought: "We architects, must beware not to disrupt it with the color of our houses and interior fittings. Nature too must be able to live her life in peace. Isn´t it fair?
- What a beautiful thought...
- As if Nureyev, the house stands straight on his tiptoes. The native species are grateful, they walk freely unaware of its existence. The Floor plane rises to the eye level (only then becomes a line), floating above the ground, underlines its beauty and is covered at just the right height with the upper plane (it´s roof). Together they frame the landscape, which is perhaps the most precious and the least expensive material the house has... And to close it? a wonder of our times, glass walls! -Invisible- They make the house permeable, mysteriously diminishing the boundary between man-made habitat and the natural world. little more was needed than a platform and a roof, a continuous space between inside and outside. - a flawless view-
[He conclude]
- That's what the house is about, that's what architecture should be about. To bring nature, the house and human beings into a higher unity. Then and only then, nature will find peace. Do you understand? In this way, the house is not just a house, but is part of something bigger and ampler.
[Mrs. Farnsworth stayed in silence]
Enough time for Mies to realize that something was wrong.
- I´m afraid I haven't been clear.
- Nonsense! you couldn't be clearer; But it is late. We will continue this conversation on another occasion.
More confused than uncomfortable, he took his coat and hat and said goodbye. A few days passed, when he received a letter from her.
Dear Mies,
I'm writing this letter, with the hope that you find in it, what's necessary to understand me, and forgive my behavior on your last visit. If I fail in this mission, I will find comfort knowing, I've tried.
To that end, let's start from the beginning, from the first time I witnessed your exhibition at the MoMA. I recall, entering a white room, filled entirely with your pieces of furniture and large printings of your works; Pavilions, houses, monuments and a campus, each unique, like no other. I thought: "Here we have a great architect, whose austerity had kept him from popularity and whose manner is determined by his insight". I visit the exhibition one more time. There was something in those houses, in the pavilion, which struck right on the note. Similar to a painting, or a musical piece, you don't need to understand it in order to appreciate it. I had no choice! It was needed a house! That way I would keep alive, one of the few things, with which I resonated.
I look back at those days with great nostalgia. Getting to know you, your office, the happy group of people working there, the project meetings, the site visits, -all wonderful memories-. But what I remember the most, was reading. Reading everything that might enrich my own awareness. Getting immersed in your world and made myself familiar with the philosophers who were important for you, all those who concern you as it affected your architecture. You were for me, a great teacher. You told me about the problems that arose from our times, and of those seeking answers. You warned me of the dangers of formalism, made me understand the need for flexible spaces -so that life could unfold freely- you even changed my way of observing the city forever. You made me appreciate good construction and proportion, the clarity over the exuberance, and what was the expression of an epoch, and what were only imitations. I wonder if it was your way of preparing me... A way on anticipation perhaps? For the moment of revealing the project.
And the day arrived! The truth is that when I saw that model, it was love at first sight. I knew immediately it would be beautiful. I felt and I feel, it is your masterpiece.
It was during construction, when problems arose. Intense arguments, which tempted me more than once, to stop everything. - I still recall - Travertine floors, white mahogany closets, radiant floors. To your eyes, basic needs, to mine, more expenses. My own decorations, my own furniture, one more wardrobe, those were my victories, at the cost of your anger. Furious letter began to pile, along with telegrams and lawyer bills. Intense fights that revealed me the binary man. He who gives in to nothing. Good and evil, the good and the bad, that's architecture for you. Tremendous fights, which manage to found peace, once the construction was finished. Fights I thought long gone, until your last visit...
[From here forward, I beg you, to read patiently and try to understand me]
Our last conversation, was truly revealing. Not only did I understand what the house was about, but it gained an unexpected value. "Being one with nature", "Stop disturbing it", I didn't have the courage that day to tell you, that the house, beautiful, had the wrong owner! That this new way of living, more harmonious, more fair with nature and human beings, is incompatible with this specimen from the past. I can imagine your angry face- I will try to explain myself: You see, my problem are the walls, or should I say, the lack of them! I know, I know, they are essential to the house, you made it very clear. But understand, I been born and raised in the city, I never was that exposed to nature. The silk curtains, were my only allies, protecting me from that overwhelming landscape. They give me shelter during dark nights, they protect me in the mornings from curious eyes, they are my way of assuring the privacy I'm used to. I know I shouldn't worry about those things, but I can't help it, even in the afternoons, sunny or cloudy, I prefer them on. I can almost hear your arguments, telling me I'm in the middle of a forest, that the dark shouldn't scare me, that you yourself stayed several times. All valid arguments, with the objective of persuading me, at least to give ut a try, but why should I bother you with hopes, when I know I won't. I know myself too well and I know you enough to avoid that battle.
This is why I beg you, let me be. Don't waste your time trying to convince me, even if this means the end of our friendship. I've reached a point in which I have not the strength, nor the will, to enter a new discussion. You can find peace, in knowing it will fulfill its purpose, during social meetings. You can even come and take all the photos you find necessary. But understand this, the next day, and the rest of the days, the house, my house, will remain closed.
This is my will and I hope you honor it.
My Regards,
Dr. Edith Farnsworth.
[The architect turn into a dragon!]
Smoke and fire gushed from his eyes as he read the letter. In a state of total anger, he almost flew to his apartment. He let himself in, locked the door, ran the curtains and headed for the master bedroom. Single-minded, he approached the bed and from underneath, he took out a black briefcase. Inside: Gloves, boots, ribbons and a black suit, like no other.
[He left silently]
That night the wind blew, the moon shone, and on the roof the silhouette of a ninja was drawn. Stealthy, while the doctor slept, he removed every curtain, one by one. The next day Mrs. Farnsworth woke up at dawn.
Unaware, she wandered the house. She made herself a cup of tea and lay on the couch. She spended a peaceful morning and part of the afternoon looking throw the window. The outside was somehow more colorful than she remembered. Before night started she was already asleep. we do not know if she noticed, what we know is that since that day onwards something changed.
[She realized]
She realized that the dark nights, weren't as dark. When the moon was missing, fireflies fluttered. Small warm candles, floating around the house, like tiny gods in the sky; And in winter, with the first sprinkles, the moon reflected on the grass, trespassing the house from side to side, reaching its interior, staining everything of a pale blue (her favorite color). The limit between architecture and nature diminish. Countless were, the wet afternoons, hearing the rainfall, listening to the wind whistlings, while drinking a cup of tea, she watched the inordinate beauty of the Midwestern storms. She wrote in his diary. "You haven't seen rain, until you see it through the glass walls of the house".
Mrs. Farnsworth lived for twenty years in the house before selling it to move to Italy. It was acquired by Peter Palumbo, an art collector and a British Lord who took good care of the house for more than 30 years, when it turn into a museum. Some claim, to have seen more than once, the silhouette of a Ninja on the roof. Where do Ninjas Hide? Those willing to protect the architecture that we like...
THE END
Comentarios
Publicar un comentario