El día que conocí a Kazuyo Sejima. The day I met Kazuyo Sejima.

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Querido Mies,

¿Cree usted en el destino? Muchas veces me pregunto. De todas las arquitecturas que estudie en la facultad, debo admitir que la suya y la de Sanaa me cautivaron desde el primer instante. Simpleza, armonía, luz. La poderosa trifecta.

Estudié las plantas y las imágenes tratando de entender cada detalle.

Jamás pensé que algún día podría tocar el Pabellón de Barcelona con mis propias manos ni conocer a una de las personas más fascinantes en el mundo de la arquitectura, Kazuyo Sejima. Pero muchas veces los astros se alinean.

Viviendo a casi 20.000 km de distancia, las probabilidades de cruzarme con Kazuyo eran casi nulas.
Un buen día una amiga me comentó que vendría a la Argentina el arquitecto Toyo Ito. Este tipo de eventos no pasan todos los días asique tomé mis ahorros y decidí invertir en mi entrada. Era la Bienal Internacional de Arquitectura de Argentina.

Aquella tarde de primavera me encontré haciendo fila en un mar de gente para entrar al icónico teatro Gran Rex. Se conoció la noticia que Toyo Ito no iba  a poder participar del evento.

Mis ilusiones cayeron al suelo. Había perdido mi oportunidad de conocer a Toyo Ito y también, para mi bolsillo de estudiante, una importante cantidad de dinero. “Lo que sucede conviene” dice la frase. Bueno, yo no veía nada de bueno en ésta situación.

Pero la vida a veces te sorprende, y cuando menos lo esperas, boom, ocurre la magia.

Para mi sorpresa, y no sé si de todo el auditorio, Kazuyo Sejima. Ahí, sentada con nosotros. Con una radiante sonrisa y el mundo en su bolsillo. O por lo menos, así lo veía yo.

Debido a lo ocurrido con Ito, había venido a presidir el evento. De más está decir que Ito es un grande. Pero, en mi opinión, si Ito es un arquitecto estrella, Sejima es una constelación.

Aquella tarde Sejima nos habló de sus proyectos, antiguos y nuevos. El Rolex y el museo de Nueva York. Nos habló de cómo la arquitectura se sigue desarrollando por los usuarios y de la utilización del vidrio para generar límites y al mismo tiempo, generar continuidad.

Explicó cómo el desfasaje del Museo de Nueva York sirve para que el edificio pueda respirar, otorgar luz cenital, y generar expansiones. El retraso de las cajas también responde a los retiros requeridos por la normativa vigente y a la reducción de la escala para tener una apropiada relación con el entorno.

Recuero tomar notas a la velocidad de la luz en mi pequeña libreta. Pero de todas las cosas que dijo, hay una que se quedó grabada en mi memoria. Cuando le preguntaron que disfrutaba hacer en su tiempo libre, Sejima compartió que en su casa tenía un jardín, y de la felicidad que sentía al cuidarlo.

Pensé en el vibrante croquis de la casa de los ciruelos y a Sejima sonriendo entre flores y abejas, encontrando la felicidad en las pequeñas cosas de la vida. Me fui del auditorio sabiendo que de todas las lecciones que aprendí esa tarde, esa era la más valiosa. Simple y atemporal, como su obra. 

Arigatō Sejima, arigatō.


THE DAY I MET KAZUYO SEJIMA.

Dear Mies,

Do you believe in destiny? Sometimes I wonder. Of all the types of architecture I´ve studied at university, I was captured by yours and Sanaa´s since the beginning. Simplicity, harmony, light: the almighty trifecta.

I´ve studied the plans and pictures trying to understand every detail.

I never thought I would one day touch the Barcelona Pavilion or meet one of my idols, Kazuyo Sejima, but sometimes the stars are aligned.

One day, a friend of mine told me Toyo Ito would come to Argentina. These types of things don´t happen every day here, so I grabbed my savings and decided to buy a ticket. It was Argentina´s International Bienal of Architecture.

That spring afternoon I found myself queuing among a sea of people who wanted to enter the iconic Gran Rex Theater. Unfortunately, Ito couldn't make it.

I was devastated. I had lost my opportunity to meet Toyo Ito and also a huge amount of money (considering my student income or lack of). I just couldn't “keep calm and carry on” thank you very much. I was a struggling architect student, we already have enough disappointments in our life.
But more often than not, life surprises us, and when you least expect it…boom, magic.

To my surprise, and perhaps the entire theatre, Kazuyo Sejima. There among us. With a huge smile and the world in her pocket. Or at least that's why I thought.

Due to what had happened with Ito, she came to chair the event. Now, don't get me wrong, Ito is the greatest, no question about it. But if Ito is a star architect, Sejima is an entire constellation.

Sejima talked us through her projects, the old and the new ones. The Rolex and the New York Museum. She talked about how architecture continues to develop once people make use of it, and how glass can generate boundaries but also continuity.

She explained that the shift of the boxes allowed the building to breathe, in addition, to create generous terraces and skylights. The movement of the boxes is also due to building regulations of the city and the need to reduce the scale so that the Museum has better interaction with the site.

I remember taking notes at the speed of light in my little black notebook. But from all the things she said, there is one that remains in my memory. When she was asked what did she enjoy doing in her free time, Sejima responded that in her house she had a garden and the joy that it brought to her to water and take care of it.


I thought of the House in a Plum Grove sketch and of Sejima smiling among flowers and bees, finding happiness in the little things in life. I left the auditorium knowing that from all the lessons I had learned, that was the most valuable. Simple and timeless, like her architecture.  

Arigatō Sejima, arigatō.

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