Amancio Williams: la esquina de Esmeralda y Paraguay.

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Amancio WilliamsQuerido Mies,

Sobre la esquina de  Esmeralda y Paraguay, se construye actualmente una gran torre de vidrio. A su lado hay un edificio de estilo francés, un café, una confitería y un kiosco de revistas: la típica postal del centro porteño.

Sin embargo, hace tiempo atrás, hubo una persona que soñó algo distinto. Para él, ese lugar se convertiría en hito, un emblema de la arquitectura latinoamericana ¿Qué digo latinoamericana? Un emblema de la historia de la arquitectura.

Estudiantes de todas partes irían allí a sacarse fotos, a observar, a comprender. Es que precisamente allí, se construiría la 1° Torre de Oficinas Suspendidas en el mundo ¿Pero quién pudo imaginar un proyecto así?

Algunos lo definían como un utópico. Para nosotros, fue un genio. Su nombre era Amancio Williams.

En 1945, mientras Europa se levantaba de los escombros que había dejado la guerra, Williams pensaba en cómo debían evolucionar las ciudades, cómo los arquitectos debían mejorar las condiciones de habitar. Ese año,  un comitente le encargó un proyecto de oficinas y el arquitecto argentino puso manos a la obra. Descubrió que había 2 factores fundamentales para la vida moderna: luz y flexibilidad.

Atrás quedaba el pensamiento académico de la Escuela de Bellas Artes. El hombre moderno ya no podía vivir en los cerrados espacios de la arquitectura de muros portantes. Williams fue un paso más adelante, llegando a donde otros no se animaban a ir.

“El sistema estructural de vigas y columnas es más flexible”, pensó. Pero aún así, las columnas presentaban obstáculos en el espacio. Fue entonces cuando Amancio, junto con la colaboración de César Janello, Colette Boccara y Jorge Butler, patearon el tablero generando una obra sin precedentes: un edificio suspendido.

Pero ¿Cómo?

Se trataba de una torre con una estructura exterior portante de hormigón armado, y oficinas suspendidas por barras metálicas.

El hormigón armado se armaría in situ, y el resto de los materiales se traerían de Europa (hay que tener en cuenta, que en ese entonces Argentina tenía una buena posición económica, frente a una Europa devastada por la guerra. A su vez, no había impuestos aduaneros a los materiales de construcción.)

Un esqueleto de H° A° y  tensores de acero soportarían livianos entrepisos metálicos. La estructura exterior permitía entonces, que el espacio interior se despoje de columnas, creando un plano horizontal sin obstáculos, flexible, funcional.

Los tensores, a su vez, presentaban otra ventaja: al tener una sección significativamente inferior que una columna, la luz podría ingresar de manera más homogénea en la fachada.

Lamentablemente, debido a una nueva normativa en 1946, el edificio no se pudo construir. Pero es curioso pensar que hubiese pasado si la obra se materializaba: ¿Cómo sería su impacto a nivel urbano?¿Cómo sería su impacto en nuestro modo de habitar?

Hoy en día, son empresas como Google y Apple, quienes apuntan a éste tipo de ambiente laboral: espacios abiertos, flexibles, que permiten el cambio.

¿Quién sabe? A lo mejor hubiéramos incorporado ese modo de trabajar hace muchos años.

Lo cierto es, que Williams fue un visionario, un adelantado a su época. Tal vez no pudo materializar la obra, pero su sueño no murió. 

Fue Norman Foster, quién 41 años después, retomó la idea, construyendo en Hong Kong “The Hongkong and Shanghai Banking Corporation”, influenciado claramente, por lo que una vez Amancio 
soñó para la esquina de Esmeralda y Paraguay.


Para más información sobre la obra de Amancio, visitá el Archivo Williams

AMANCIO WILLIAMS: ESMERALDA & PARAGUAY CORNER.


Dear Mies,

On the corner of Esmeralda and Paraguay streets, a glass skyscraper is currently being built. Next to it there is a French-style building, a café, and a magazine kiosk: the typical postcard of downtown Buenos Aires.

However, long ago, there was a person who dreamed of something different. For him, that place would become a landmark of Latin American architecture, or perhaps the globe.

Students from all over would go there to take pictures, to observe, to understand. Because precisely in that place, the first Suspended Office Tower in the world would be built. 

But who could imagine such a project?

Some used to call him a dreamer. For us, it was a genius. His name was Amancio Williams.

In 1945, as Europe was recovering from the war, Williams thought of the possibilities in which cities could evolve, the role of architects had in improving living conditions. That year, a client commissioned him with an office project, and the Argentine architect set to work. He discovered that there were two key factors in modern life: light and flexibility.


Gone was the academic thinking of the École des Beaux-Arts. The Modern man could no longer live in closed spaces, a change was needed. So Williams went a step further, reaching where others didn't dare.

"The structural beam and column system is more flexible", he thought.

But still, columns took up valuable space. But suddenly Amancio teamed up with César Janello, Colette Boccara and Jorge Butler  in an unprecedented work: a suspended building.

But, how did it work?

It was an office tower, with an exterior bearing structure of reinforced concrete. The office space was suspended by metal bars.

The reinforced concrete structure would be constructed on-site and the rest of the materials would be brought from Europe (keep in mind that Argentina had a good economic position at the time,  and there weren't taxes on construction materials).

The structure allowed the interior space to be stripped of columns, creating a horizontal plane without obstacles, flexible, functional.

The tensors had another advantage: having a significantly smaller section than a column, the light could enter the façade uniformly.

Unfortunately, due to new regulations of 1946, the building could not be constructed. But it is interesting  to think  what would have happened had it been materialized:

How would it have impacted the city? How would it have impacted our way of living?

Today, it is companies like Google and Apple that are targeting this type of work environment:  open and flexible spaces that allow change.
Who knows?

Maybe we would have incorporated that way of working many years ago.

The truth is, Williams was a visionary. A man ahead of his time. Perhaps he could not materialize the work, but his dream did not die.

It was Norman Foster, who 41 years later, took up the idea, building in Hong Kong "The Hongkong and Shanghai Banking Corporation". Clearly influenced by what once upon a time, Amancio dreamed for the corner of Esmeralda and Paraguay.


For more information about Williams´s work got to Archivo Williams

Amancio Williams










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